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Carta 63

Teresa de Ávila

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14 mayo 1574 (Segovia)
A la M. María Bautista

La destinataria:María Bautista (de Ocampo), 1543-1603. Hija del primo de la Santa, Diego de Cepeda y Beatriz de la Cruz y Ocampo. Hermana de Leonor de Cepeda, monja en la Encarnación. A los 17 años ofrece su colaboración para fundar el primer carmelo teresiano (Vida 32, 10). Ingresa en San José en 1563 y profesa el 21.10.1564. Priora de Valladolid desde 1571, al ser nombrada la Santa priora de la Encarnación. Por su personalidad, inteligencia y entereza goza de la estima e intimidad de la Fundadora. Comparte con ella la amistad con el gran teólogo Domingo Báñez. Juzga y aconseja a la Santa con libertad y desparpajo que alguna vez provocan la hilaridad de ésta. El diálogo epistolar entre las dos gira en torno a temas muy sentidos: la reforma teresiana, la vocación de Casilda de Padilla, los hermanos Cepeda-Ahumada venidos de América, Báñez y Gracián, la erección de provincia... Una sombra vela el cuadro: la frialdad con que María Bautista acoge a la Santa en el último y penoso viaje, camino de Alba donde ésta muere (1582). Pero este episodio final desborda el marco del presente epistolario.

La carta 63: De Valladolid le han llegado cartas de la madre María Bautista y del padre Báñez. Aquélla ha tenido graves dificultades a causa de Casilda de Padilla, carmelita en Valladolid contra la voluntad de sus familiares, y sacada del convento a viva fuerza. El episodio ha tenido resonancia en la nobleza castellana. — La llegada de los descalzos a Sevilla ha motivado los primeros roces con las autoridades de la Orden. — Ella: ha enfermado en Segovia, con graves achaques de ojos y cabeza; y melancolía; pero ha recobrado ya el buen humor.
1. Jesús sea con ella, hija mía. Es tan gran andador este su criado, que pensé viniera mañana de Madrid (que le envié allá por no saber de quien fiar estos negocios), y vino hoy jueves, y junto se responderá a cartas de Avila, y así no se podrá despachar hasta mañana a mediodía, porque mis ojos ni cabeza no están para ello, y aun plega a Dios se vaya mañana. Quisiera escribirla muy despacio, y a la señora doña María 1. Ya estoy casi buena, que el jarabe que escribo a nuestro padre2me ha quitado aquel tormento de melancolía, y aun creo la calentura del todo.
2. Un poco me hizo reír la carta de su letra, como estaba ya sin aquel humor; no lo diga al padre fray Domingo, que le escribo muy graciosamente; quizá le mostrará la carta. Y cierto me holgué mucho con la suya y con la de vuestra reverencia, y con esta postrera muy mucho de saber que está en descanso aquella santa3, y ver tal muerte. Yo me espanto cómo le puede pesar a nadie de su gran bien, sino haberla envidia. Pena tengo del gran trabajo que habrá tenido, hija mía, y tiene con tan grandes negocios y tantos, que sé en lo que cae4; mas no creo tendría más salud sino menos, si se estuviese en la quietud que dice; y esto tengo por muy cierto, porque la conozco la complexión, y así paso porque trabaje, que de alguna manera ha de ser santa, y ese
Ver manuscrito
desear soledad le está mejor que tenerla.
3.¡Oh, si viese la barahúnda que anda, aunque en secreto, en favor de los descalzos! Es cosa para alabar al Señor. Y todo lo han despertado los que fueron al Andalucía, Gracián y Mariano5. Tiémplame harto el placer la pena que le ha de dar a nuestro padre general6, como le quiero tanto; por otra parte, veo la perdición en que quedábamos. Encomiéndelo a Dios. El padre fray Domingo le dirá lo que pasa y unos papeles que le envío; y lo que me escribiere, no lo envíe acá sino con persona cierta, que es cosa importantísima, y muy cierta, aunque se esté allá algunos días. Harta falta nos es estar el padre visitador7tan lejos, que hay negocios que, aunque más sea, creo le habré de enviar mensajero, que no basta el prelado que es o para lo que es. Séalo él muchos años.
4.De lo del padre Medina8, aunque sea mucho más, no haya miedo me alborote, antes me ha hecho reír; más sintiera de media palabra de fray Domingo, porque ni esotro me debe nada, ni se me da mucho que no me tenga esa ley. El no ha tratado estos monasterios y no sabe lo que hay, ni había de igualarse con lo que fray Domingo los quiere, que es cosa propia y lo ha sustentado, a la verdad. Harta barahúnda han tenido ahí de negocios, mas también los tomara cualquiera para su casa.
5.Diga un gran recaudo a doña María de Samaniego9
Ver manuscrito
por mí, y que así es este mundo, que sólo de Dios podemos fiar. Yo creo todo lo que vuestra reverencia escribe de ella y de su hermana. Mas bien es no se haber hecho más, que hemos de ser agradecidos y era gran ingratitud aun para el obispo10. Andando los tiempos, ordenará el Señor las cosas de otra manera, y se podría hacer algo para consuelo de esas señoras, que bien veía yo no gustaría la señora doña María. Penséla escribir; no pienso podré. Sepa que doña María Cibrián11es muerta; encomiéndela a Dios. Envíeme un recaudo a la priora de la Madre de Dios12, muy bueno, que acá nos hacen por su medio mucha caridad, y como yo no lo estoy, por los ojos no estar buenos, me perdone que no la escribo, y vuestra reverencia mire por su salud, que tanto trabajo y malas noches como ha tenido no querría se viniese a pagar.
6.¡Oh, qué deseo tengo de poder ir ahí algún día, pues no estamos lejos!; mas no veo cómo. A la mi Casilda13diga mucho; lea esa carta de su tía, si le parece, que le envié la que ella me escribió; es muy mi señora días ha y de quien yo fiaría cualquiera cosa. Algo se me debe de olvidar. Dios sea con ella y me la guarde, que extremadamente hace amistad. Yo no sé cómo sufro que tenga tanta con mi padre. Aquí verá que me tiene engañada, y que pienso que es muy sierva de Dios. El la haga santa.
Son hoy 14 de mayo.
7.A mi buena María de la Cruz14la tengo harto deseo de ver; dígamela mucho, y a Estefanía15. Vino espantado Pablo Hernández16de ella, y tiene razón.
Suya,
Teresa de Jesús.
8.Después supe los consejos que la da Isabel de San Pablo17, que me ha hecho reír con sus monasterios. Dádome ha la vida en esta enfermedad, porque su condición y contento me ha alegrado, y para ayudar a rezar dado la vida. Yo le digo que tendrá harto tomo así en todo, y que, a tener salud, se le puede fiar bien una casa.

1. María de Mendoza, hermana del obispo de Avila, don Alvaro.
2. El famoso dominico, Domingo Báñez.
3. Aquella santa es la hermana Beatriz de la Encarnación: ver el relato de su muerte en Fund. 12, 1-9. Falleció el 5 de mayo.
4. Grandes negocios: los relativos a la vocación de Casilda de Padilla. Ver Fund. 10-11.
5. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios y Ambrosio Mariano de San Benito.
6. General de la Orden: Juan Bautista Rubeo, que acaba de escribir un serio aviso al padre Gracián (carta del 26 de abril 1574: MHCT 1, 170).
7. Visitador: el dominico Pedro Fernández, que a fines de marzo se hallaba en Pamplona.
8. El dominico Bartolomé de Medina, profesor en Salamanca, por entonces poco favorable a la madre Teresa.
9. Samago escribe la Santa: persona no identificada.?—?Termina aquí el autógrafo de esta carta.
10. Obispo de Avila, don Alvaro de Mendoza.
11. María Cibrián (quizás «Cimbrón») es probablemente una monja de La Encarnación de Avila.
12. Priora de las dominicas del convento de la Madre de Dios (Valladolid): doña María de León.
13. Casilda de Padilla.
14. María de la Cruz, una de las cuatro primitivas descalzas de San José de Avila, que con la Santa fue a la fundación de Valladolid.
15. Estefanía de los Apóstoles, ingenua y fervorosa hermana de velo blanco (Fund. 11, 1).
16. Pablo Hernández, jesuita confesor y amigo de la Santa.
17. Isabel de San Pablo, hija de Francisco de Cepeda, primo de la Santa. De las primeras profesas de San José de Avila (21.10.1564).
NOTA: Con fecha anterior a esta carta, la propia María Bautista nos trasmite en los Procesos de Beatificación de la Santa (BMC, t. 19, p. 45) un brevísimo fragmento, datable hacia el 12-13 de junio de 1572, alusivo a la muerte de Leonor de Cepeda, hermana de María Bautista: «El día antes entendí su dichoso fin, y creo que no entró en purgatorio» (Ver S.37 E.41). Leonor murió en La Encarnación de Avila el 12.6.1572, siendo priora del convento la Santa. Otros datos de interés pueden verse en BMC, t. 7, pp. 93-94. (Cf. carta 42, nota 9).

S.53  E.62  Lf.42  A.III 59  T.264

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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