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Carta 38

Teresa de Ávila

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7 noviembre 1571 (Avila)
A doña Luisa de la Cerda

Hace sólo 16 días que ha muerto don Juan, el hijo mayor de la destinataria (ver la c. 37). La Santa le ha escrito a ella tres cartas seguidas. Ahora ha llegado un mensajero con carta de la Señora, el mismo —parece— que espera a la puerta mientras la Santa escribe esta respuesta. — Ella: hace un mes que está de priora en la Encarnación; de salud, mejor; pero agobiada de ocupaciones, «tantas y tan forzosas, de fuera y de dentro de casa»; «esta baraúnda»; 130 monjas, «aunque son tan buenas». «No está inquieta mi alma con toda esta babilonia».

A la muy ilustre señora doña Luisa de la Cerda, mi señora, en Paracuellos.
1. Jesús. — La gracia del Espíritu Santo esté con vuestra señoría. Tres veces he escrito a vuestra señoría después que estoy en esta casa de la Encarnación, que ha poco más de tres semanas1; no me parece ha llegado ninguna a manos de vuestra señoría. Acá me alcanza tanta parte de sus trabajos, que, para los muchos que yo aquí tengo, junto con esta pena, estoy ya sin cuidado de pedir más a nuestro Señor. Sea bendito por todo, que bien parece es vuestra señoría de los que han de gozar de su reino, pues le da a beber el cáliz con tantas enfermedades de vuestra señoría y de quien bien quiere.
2. Una vez leí en un libro que el premio de los trabajos es el amor de Dios. Por tan precioso precio, ¿quién no los amará? Así suplico yo a vuestra señoría lo haga, y mire que se acaba todo presto, y váyase desasiendo de todas las cosas que no han de durar para siempre.
3. Ya yo sabía cómo vuestra señoría estaba mala, y así había hoy procurado por donde saber de su salud. Bendito sea el Señor, que tiene vuestra señoría mejoría. Véngaseme de ese lugar2, por amor de Dios, pues se ve claro cuán contrario es a la salud de todos. La mía es buena —sea El bendito— para como suele; mas
Ver manuscrito
según los trabajos tengo, imposible sería poderlo sufrir si no hubiese más mejoría en mi salud que suele. Las ocupaciones son tantas y tan forzosas, de fuera y de dentro de casa, que aun para escribir ésta tengo harto poco lugar.
4.Nuestro Señor pague a vuestra señoría la merced y consuelo que me dio con la suya, que yo le digo que he menester alguno. ¡Oh, señora!, quien se ha visto en el sosiego de nuestras casas y se ve ahora en esta barahúnda, no sé cómo se puede vivir, que de todas maneras hay en qué padecer. Con todo, gloria a Dios, hay paz, que no es poco, yendo quitándoles sus entretenimientos y libertad; que, aunque son tan buenas —que cierto hay mucha virtud en esta casa— mudar costumbre es muerte, como dicen. Llévanlo bien y tiénenme mucho respeto. Mas adonde hay ciento y treinta3, ya entenderá vuestra señoría el cuidado que será menester para poner las cosas en razón. Alguno me dan nuestros monasterios; aunque, como vine aquí forzada por la obediencia4, espero en nuestro Señor que no consentirá les haga falta sino que tendrá cuidado de ellos. Parece que no está inquieta mi alma con toda esta babilonia, que lo tengo por merced del Señor. El natural se cansa; mas todo es poco para lo que
Ver manuscrito
he ofendido al Señor.
5.Pena me dio cuando supe la muerte de la buena doña Juana5. Dios la tenga consigo, que sí hará, que lo era mucho. Por cierto, que no sé cómo sentimos a los que van a segura tierra y saca Dios de las variedades y peligros de este mundo; es querernos a nosotros y no a los que van a gozar de mayor bien. A esas mis señoras me encomiendo mucho.
6.Yo digo a vuestra señoría que la traigo bien presente, y que no era menester despertarme con su carta, que yo querría estar un poco dormida para no me ver tan imperfecta en sentir con pena las penas de vuestra señoría. Nuestro Señor la dé el contento y descanso eterno, que a los de esta vida días ha que los tiene vuestra señoría dado carta de pago, aunque no está muy pagada en su opinión de verse padecer; día vendrá que entienda vuestra señoría la ganancia y que por ninguna cosa quisiera haberla perdido.
7.Muy consolada estoy que esté ahí mi padre Duarte6. Ya que yo no puedo servir a vuestra señoría, alégrame tenga tan buena ayuda para pasar sus trabajos. Está el mensajero esperando, y así no me puedo alargar más de que a esas mis señoras beso muchas
Ver manuscrito
veces las manos.
8.Nuestro Señor tenga a vuestra señoría de las suyas y quite presto esas calenturas y la dé la fortaleza para contentar en todo a Su Majestad que yo le suplico, amén.
Hecha en la Encarnación de Avila, a 7 de noviembre.
Indigna sierva y súbdita de vuestra señoría,
Teresa de Jesús.
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1. Ya hace un mes que tomó posesión: 6 de octubre.
2. Ese lugar: Paracuellos del Jarama (entre Madrid y Alcalá).
3. Hay 130 monjas en La Encarnación. Es el mismo número que da el P. Fernández poco después (BMC 2, 217).
4. La había designado priora el Visitador pontificio, padre Pedro Fernández.
5. Doña Juana de Toledo Pacheco, condesa de Orgaz.
6. Padre Duarte: jesuita de Alcalá de Henares.

S.31  E.35  T.384

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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